domingo, 17 de noviembre de 2013

La partida.

Y como no siento nada pues me invento que siento.
Mi primer intento (publicado) de escribir sobre alguien que o soy yo.





Vale, ya está.
Ha terminado.
Acabado.
Los bonitos créditos finales que están desfilando ante mis ojos no pretenden otra cosa más que recordarme una y otra vez que el cine se quedó vacío hace mucho y que yo sigo aquí. ¿Nostalgia? No sé.
Ya han pasado veinticinco noches de pesadillas desde que te fuiste. Quizá sea aún la misma, una sola y duradera que me persigue burlándose de lo fácil que es alcanzarme. Ya han pasado veinticinco noches en las que me giraba en la cama y veía tu hueco, tu vacío, porque no dejo de verlo en todos lados. Se dice que solo pierdes a alguien una vez, yo te digo que no, que vuelves a perderlos en cada momento que sientes que faltan, en cada segundo que te paras a pensar y...ahí está, vívido como el presente, afilado como un recuerdo no deseado. Una y otra vez. Las mismas sensaciones, esas que pensabas que irían a menos...pero no.
Por supuesto que recuerdo tus palabras, cada una de ellas, su tono, ese que antes hacia saltar en mi ese interruptor de felicidad que en algún momento (no sé cuando ni si fue voluntario) te cedí, todo, recuerdo todo. Y no siento como si fuera verdad aún, justo como si viera una película. Pobre chica aquella de la pantalla, que lejos parece estar de si misma en ese momento, como si estuviera inerte, sus ojos ya no hablan, no brillan, no ven siquiera. ¿Qué es ella ya? Lo único que puedes sentir ante esa imagen es pena, y en cierto modo te sientes afortunada de que no eres esa alma ahora sin vida. ¿Pero que pasa cuando eres esa chica? Ver como todo se desmorona y lo único que eres capaz de hacer es intentar entenderlo, pero no puedes. Justo como una explosión y su onda expansiva. Las palabras explotaron en tu boca y derribaron mi vida como una ráfaga de viento se lleva una pluma, es tan fácil. ¿Tan fácil fue? ¿Tan fácil es?
Ya han pasado veinticinco cafés sin leche y también sin ti, veinticinco días bloqueada en lo que parece ser una vida que no es mía. Miro al espejo y veo una extraña sin vida, no sé quien es pero quiero que salga de aquí. Quiero que pare, mi cabeza duele como lo hace también cada una de las partes de mi cuerpo. Y si, se que debería dejarlo ir, este peso tuyo me hunde, que sepas que arrastrarte es más duro ahora que no estas. Ni soy positiva ni tengo esperanza ahora mismo. Simplemente....simplemente estoy cansada. Voy a irme a tener pesadillas un rato, a soñar que aún estás aquí y que aún soy yo. Noches..
Todo ha acabado si.
Acabado de empezar.

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