No digo que esté mal lamerse las heridas, pero llega un momento en que tienes que ver las cosas con claridad por tu propio bien, coger tus cosas y marcharte, marcharte sin mirar atrás. Nadie es tan digno como para merecer que pierdas tantísimas oportunidades que tienes por delante, nadie. Decirlo es tan fácil que parece absurdo, pero ¿como voy a ser capaz de olvidarme de alguien así? Pues la verdad es que no se es capaz, nunca nadie olvida a nadie, simplemente aprendes a convivir con esos fantasmas, y te aseguro que es muchísimo mejor, ya no lloras por lo mucho que has perdido, sin embargo recuerdas con cierta nostalgia y una pequeña sonrisa los buenos momentos. Puede sonar a tontería pero es cierto. Voy a tomarme mi tiempo, el que sea necesario, pero he decidido que no tengo tanta vida como para malgastarla de tal manera, desintegrándome aquí donde me dejastes, conteniendo la respiración por si vuelves a quitármela.
Ya es tarde para las segundas oportunidades
Y el tiempo vuela
Adiós, supongo.