lunes, 10 de marzo de 2014

Precipicios.

Siento como si estuviera en el borde de un precipicio y una parte de mi grita que me tire sin preocupaciones y la otra, la racional supongo, murmura que debería tener cuidado. Porque he estado ahí abajo y no era un paraíso, eran noches en las que llovía pero solo sobre mi, eran muchas noches donde sentía que no podía con ello, una mezcla de vacío y fuego que quema por dentro. Frío y calor, felicidad mentirosa y tristeza de porcelana, escondida, quizá bajo la almohada. Noches blancas por mi negra alma que la verdad lloraba tu ausencia, tu pérdida, tu falta, el que no estuvieses aquí y que no lo estarías jamás. Era doloroso reconocer lo que no quieres que sea verdad. Pero si, todo pozo tiene su fondo y su salida. Todo laberinto puede convertirse en una partida contra ti mismo, en la que pierdes y ganas. Te pierdes a veces, ganas la mirada de alguien nuevo, alguien que te saca, que si,no es quién te metió, no le busques explicación. Los muros son tan altos como desde abajo los mires y tú puedes tanto como lo creas posible. La esperanza no es una estatua que se mira desde lejos, es un castillo que destrozar con los dedos sólo por y para volverlo a hacer, quizá mejor, o quizá peor, por amor al dolor. Por creernos con poder de destruir algo más que corazones. Tengo miedo a construir demasiado alto, pero lo hago sólo para intentar alcanzarte, porque desde aquí abajo no veo el brillo de tus ojos y se ha convertido en la única luz de mi vida. Tengo miedo a la oscuridad que habrá cuando te vayas, no quiero volver a caminar a ciegas porque no hago más que darme golpes. Quiero tirarme a brazos abiertos y recibir recibir recibir y dar, tenerlo todo y que me den más. Tengo miedo de muchas cosas, y de dejar entrar a gente porque luego me cuesta quitar sus fantasmas que se pegan a las paredes de mis arterias, siendo mi sangra, mi vitalidad, lo que hace que siga. Tengo miedo de quedarme vacía, porque asusta la nada.
Los precipicios nunca han sido lo mío.
Espero que tú si.

Calcetines y libertad, unas cosas que no encuentro.

Mamá, si lloré aquella noche hasta sentir que con cada solozo se me desintegraba el alma y que cada lágrima era mi alma saliendose, huyendo de mi para no sufrir, mamá, si lloré no fue por que no me dejaseis ir a esa estúpida fiesta, que acabo no siendo para tanto, si llore es porque me quitasteis lo único que es mío. Mi libertad. Os llegasteis un trozo de mi ser, arrancado de cuajo y aun palpitando. Me quitasteis una parte de mi misma, lo que soy, mi capacidad de elegir. Mamá, si no os lo perdonaré nunca es porque aquella noche aprendí a susurros de que por favor se acabe que cuando te arrancan el alma te quedas en una concha vacía. Y aquella noche en mi cuarto absorvi la oscuridad a mi alrededor. En aquella noche me sentí humanidad, siempre luchando por ser, por tener las alas que sólo unos ángeles son suficientemente ¿qué? para tener.
¿Por qué son ángeles y ellos y no yo? ¿Por qué no puedo ser libre como...como el viento?
Quiero salir desde tu pecho y viajar
seguirle la corriente, que me lleven a algun lugar
donde cada uno es dueño de lo mas preciado
de si mismo, que no esté atado
Quiero ser mar que viene y va
vuelve y regresa
parte
rie canta y llora

Mamá, aprendí que cuando a uno le quitan lo único que le importa se vuelve ciego de ira y loco por encontrarlo. Créeme, la he buscado. Entre suspiros y ganas de mandarlo todo a la mierda. ¿Por qué no puedo cojer mi vida, hacerla una bola y tirarla a la papelera? He aprendido que no existen límites, porque eres tu dueño, luego si quieres algo mueve el mundo entero hasta encontrarlo. Mamá no quiero rendirme, quiero tener voluntad de hierro y un alma de oro, ser preciada, ser un todo que aspira a un poco más, a exhalar tranquilamente no por llenar la cavidad. Y es difícil, como roca escarpada, calcos de las cosas que jamás creí que pasaran. No sé, no se nada. Intento escribir y rimo con las mismas palabras una y otra vez, recorro el laberinto en círculos, me muerdo mi propio rabo, curo dolores a base de daños. Y yo no se hacer la vida, no sé solucionar este problema. Yo quiero saber hacer las cosas, por favor.
Quiero la llave
la solución
el final del asunto
que se baje el telón
los focos apagados
Se fue el publico
Me quedo yo sola
Pero por fin soy yo.

Seine.

¿quién me manda a mi perder el norte entre tus sabanas?  si es que cada vez que vuelvo a buscarlas me pierdo en tus ojos un poco más.
Clavadas las miradas yo ya no puedo escapar,
esclava de una realidad que juega al escondite con lo que no será
y así es como
las guerras se han perdido y reyes derrotados lloran por su trono
Coronas de cristal que ahora son de espinas
una por cada lágrima que lloraron por envidia
Y yo la reina de mis días, la muerte de las noches que sin ti se suceden como nubes, como coches en una autopista hacia lejos, les sigo con la mirada pero ni así te alcanzo, pero cada vez vas mas lento porque hace unos meses huias de mi mente y ahora estás en cada silencio y en cada hueco, asusta eh.
Me estoy llenando de alguien otra vez y siento un miedo aterrorizador, por que se lo que pasa y se como se pasa y no quiero sufrir ya. Aunque supongo que un corazón al final se acostumbra a los golpes y se hace inmune a gente como tú
que has conseguido esa sonrisa
esa que sale como el sol entre las nubes
espontánea
y me doy cuenta y dejo de hacerlo
Si, eres mi sonrisa y me da miedo porque si te vas ella se irá contigo.

Février.

no puedo seguir con mentiras
no
las palabras destrozan todo a medida que viajan desde la mente hasta la mitad de mi vida, ¿donde está la salida?
almas podridas
rie si, la risa es infinita mientras que tu y yo tenemos los días contados
con todos y sin nadie, solos en la oscuridad y a la luz amables
porque la verdad no la quiere nadie, pero es el hijo pródigo que vuelve a casa y nada pasa
todo normal todo bien todos tranquilos
mentiras en pirámides que se vienen arriba cada vez que yo me hundo
en treinta segundo voces distintas gritando y peleando por cual es más explosiva
y de repente silencio
caen los segundos, se te derrite el tiempo